miércoles, 4 de enero de 2012

Tanatopraxia en el gimnasio: dos realidades en una

En medio de un ambiente viciado por mucho olor a "humanidad", con músculos a flor de piel y otros aspirantes a destacar, un estudiante explica que estudia Tanatopraxia. De entrada, el ambiente tan vital del lugar parece entrar en contradicción con una práctica que trabaja con cadáveres. Nada más lejos de la realidad. El estudiante explica que un cuerpo sin vida, colocado en una mesa forense o funeraria, tiene otros matices, adopta una realidad a la que llegaremos todos. No percibimos que tanta musculación acabará ahí, aunque a veces el haz de luz de la fatalidad ajena nos sitúe ante un destino seguro.
El estudiante ya había hecho prácticas con su "materia" de trabajo. Es un atleta que ahora padece una lesión propia del deporte. Ya de pequeño el corazón le hizo pasar por el quirófano. Miraba a su alrededor, veía tanto cultivo físico, reflexionaba sobre su salud física, explicaba sus estudios y su futuro trabajo y concluía que ahora ve la vida de otra forma. Aconseja vivir el momento presente, relativizar los problemas y agarrarse a la vida. No obsesionarse tanto con todo y pensar que, en su mesa de trabajo, todos somos un muñeco que se puede desmontar y montar.
Las realidades son diversas pero el destino final es uno. Mientras, cultivemos el cuerpo y el espíritu.