miércoles, 4 de enero de 2012

Tanatopraxia en el gimnasio: dos realidades en una

En medio de un ambiente viciado por mucho olor a "humanidad", con músculos a flor de piel y otros aspirantes a destacar, un estudiante explica que estudia Tanatopraxia. De entrada, el ambiente tan vital del lugar parece entrar en contradicción con una práctica que trabaja con cadáveres. Nada más lejos de la realidad. El estudiante explica que un cuerpo sin vida, colocado en una mesa forense o funeraria, tiene otros matices, adopta una realidad a la que llegaremos todos. No percibimos que tanta musculación acabará ahí, aunque a veces el haz de luz de la fatalidad ajena nos sitúe ante un destino seguro.
El estudiante ya había hecho prácticas con su "materia" de trabajo. Es un atleta que ahora padece una lesión propia del deporte. Ya de pequeño el corazón le hizo pasar por el quirófano. Miraba a su alrededor, veía tanto cultivo físico, reflexionaba sobre su salud física, explicaba sus estudios y su futuro trabajo y concluía que ahora ve la vida de otra forma. Aconseja vivir el momento presente, relativizar los problemas y agarrarse a la vida. No obsesionarse tanto con todo y pensar que, en su mesa de trabajo, todos somos un muñeco que se puede desmontar y montar.
Las realidades son diversas pero el destino final es uno. Mientras, cultivemos el cuerpo y el espíritu.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Satisfacciones por desgaste

Suele ocurrir: mientras en ocasiones el desgaste laboral conduce al cansancio, a la deserción, al abandono y a otras consecuencias, salir de un centro deportivo es presumir de los efectos de un desgaste querido, escogido por el bienestar físico y corporal. Acabar reventado, extenuado, con movimientos pausados por ausencia de fuerza es sinónimo de salud. Muchas endorfinas liberadas, hormonas bien trabajadas y sudores varios han sido escogidos. Por tanto, el concepto placentero se asocia a la libertad del tiempo libre, muy opuesto a si lo anterior hubiera que hacerlo por exigencias laborales.
A menudo ves a la gente corriendo que llega con un estrés que pronto desaparecerá; mujeres de todas las edades que vienen con el maquillaje puesto(o a lo mejor, sólo para la ocasión), efebos jóvenes que se someten a reflejos en cualquier objeto que les devuelva su figura mejorada (espejos de sí mismos): cierto castigo corporal es sinónimo de salud. Desgastar a veces recompone. Basta con planificar el horario, estirar el tiempo y liberar los nervios con estrés, velocidad, ritmo y constancia. Hasta que la voluntad nos abandone.

sábado, 23 de agosto de 2008

Primera persona del plural

Hace tiempo que esta persona verbal no se oía casi con tanta unanimidad cuando algunas personas se referían a logros deportivos españoles (de Estado Español, se supone que se entiende). Mientras se vestían o desvestían algunos muy vinculados a creencias nacionales de su nación, tuvieron el desliz de referirse a tantos éxitos olímpicos con el "hemos ganado", "podemos conseguir", "tenemos" (dígase en catalán). Quien lo oía muy de mañana no pudo menos que disimular su mirada para comprobar si lo que veía y oía estaba todo sincronizado en la misma persona. Cierto. Aquellos dos jóvenes repasaban con energía y pasión la marcha olímpica del equipo español. Quién lo iba a decir. Ellos siempre se habían expresado con cuidado separatismo de todo lo que se emparentara con ese país que empieza por E. Pero las cosas empezaron a cambiar cuando la victoria futbolística en la Eurocopa desató la bravuconería más hispana. A ella se unieron insospechadas personas. Quién lo iba a decir.
El deporte parece ser que consigue más éxitos de lo que parece. Si encima uno se pone en forma, rejuvenece, retarda la vejez y abre el apetito mental globalizador: ¡Viva el deporte!

sábado, 10 de mayo de 2008

Más por menos

Es la primavera. la explosión de las camisetas con tirantes. Los bíceps explosivos. La tableta abdominal. Las feromonas y demás compuestos masculinos a flor de piel. Es la preparacoión para la playa. Lucir el tipo. Conquistar. Llamar la atención. En el fondo, comportamientos animales propios de nuestra especie, con más o menos inteligencia.
La preparación previa exige sudor e insistencia. Las camisetas deportivas vuelven al vestuario con las evidentes señales de que "vinimos a echar un rato" y a las pruebas nos remitimos. Pero, cuando los resultados podrían ser mayores, cuando el músculo cerebral se exige más marcaje de tóxar y brazos, hay que acudir a complementos y preparados. Y las conversaciones derivan hacia ese remedio de cada uno, a la popularización de aquello que me va bien y te lo digo para que lo pruebes. No es extraño oír tertulias sobre consejos de funcionamiento. Luego, tampoco es raro observar botes, potingues y pócimas que se recomiendan con insistencia. Con ojos abiertos como platos, con el ansia de probarlo todo para impresionar con el futuro torso tostado en playas diversas,ahí los ves entusiasmados con el elixir de la forma física.
La farmacia en casa, el producto comprado en Internet, el valor de la prueba efectiva, la dieta desequilibrada pero con músculo prepotente: el vestuario como generador de conocimiento. En resumen, más por menos.

sábado, 5 de abril de 2008

Prepararse para....

Cantaba en la ducha mientras se lucía, se tocaba y se atusaba. Era un sábado al final de la tarde. Y presumía de su cuerpo bien entrenado después de pesas, espalderas, máquinas y mucho espejo. Se había mirado más que había mirado. Autoinspección. Poses culturistas. Acercamiento al vidrio para comprobar si hay indicios de la belleza de la arruga. O una peca poco estética. La camiseta negra de tirantes le remarcaba aquello que entraba en el guión. O sea, había cumplido.
Y ahora llegaba el remate. Por eso presumía en la ducha de su bien formado aspecto después de tanto autocastigo. Incluso pregonaba en voz alta proyectos de intimidades para la noche venidera. Estereotipos con mujeres. Cumplir con dichos machistas. Placeres quizá más idealistas que reales. O no. Pero era feliz y se lo merecía. Se lavaba bien intimidades que lucía en público, predecía futuros usos o abusos y se vanagloriaba de éxitos femeninos que llenaban la hoja de servicios del currículum conquistador.
Un tipo feliz en su paraíso del sábado. Pura envidia para quienes no se pueden comparar con el guión establecido. Contradicciones vitales en marcha.

domingo, 20 de enero de 2008

Saber perder hasta el último reto

Mientras las ropas se ponían o se quitaban, alguien que asistió a la competición de natación de veteranos no se le borraban aquellas palabras. Las aguas de la piscina no habían parado de batirse durante toda la mañana. Ya al final, se descubrió que quizá una persona también había acompañado a todos desde algún lugar no definido. De hecho dicha competición se le dedicaba a él, miembro fundador de este grupo de nadadores veteranos de la ciudad, muerto no hace mucho por un cáncer. Un sencillo homenaje reunió al borde del agua a su familia a un lado, a su piscina en medio y a su público al otro, en las gradas. Hubo palabras de recuerdo, detalles significativos para la familia y un breve, sentido y sincero discurso de la viuda al final.
En el vestuario a alguien no se le olvidaba el espíritu deportivo de los últimos momentos en que luchaba contra la enfermedad. Y lo hacía alguien curtido en muchos esfuerzos, en victorias y en derrotas. En el cultivo de ese auténtico espíritu que imprime el deporte. Según su mujer, su vida acabó demostrando uno de los grandes aprendizajes que enseña el deporte: saber perder. En ésta, su última lucha, fue derrotado. Pero demostró que su dignidad y valor siguen estando en aquella o en otras piscinas, en cualquier actividad humana en que saber ganar sea tan importante como saber perder.

jueves, 10 de enero de 2008

Tomates y michelines

A ellos dos les sobresalían unas buenas cartucheras o michelines por los lados de la cintura. Dos niños obesos pero risueños, felices. De los que más abundan. Alguien se los quedó mirando. Mientras los veía alejarse hacia la ducha, pensaba en ese estudio del que hoy hablaban los medios. Un alto porcentaje de niños de este trozo de mundo en el que vivimos no ha probado nunca un tomate o una naranja. Pero no se atrevió a hacer de encuestador con ellos. Podía comentárselo pero también les debería felicitar porque habían dejado su supuesto sedentarismo multipantalla para hacer deporte en el club. Lo que le hizo elucubrar en positivo. Quizá habían empezado el año con saludables propósitos. Puede que imitaran a sus padres y todos vinieran con los mismos objetivos. O a lo mejor jugaban en un equipo deportivo y siempre estaban activos, a pesar de sus cuerpos.
Y, por qué no, quizá eran felices tal como estaban.