domingo, 20 de enero de 2008

Saber perder hasta el último reto

Mientras las ropas se ponían o se quitaban, alguien que asistió a la competición de natación de veteranos no se le borraban aquellas palabras. Las aguas de la piscina no habían parado de batirse durante toda la mañana. Ya al final, se descubrió que quizá una persona también había acompañado a todos desde algún lugar no definido. De hecho dicha competición se le dedicaba a él, miembro fundador de este grupo de nadadores veteranos de la ciudad, muerto no hace mucho por un cáncer. Un sencillo homenaje reunió al borde del agua a su familia a un lado, a su piscina en medio y a su público al otro, en las gradas. Hubo palabras de recuerdo, detalles significativos para la familia y un breve, sentido y sincero discurso de la viuda al final.
En el vestuario a alguien no se le olvidaba el espíritu deportivo de los últimos momentos en que luchaba contra la enfermedad. Y lo hacía alguien curtido en muchos esfuerzos, en victorias y en derrotas. En el cultivo de ese auténtico espíritu que imprime el deporte. Según su mujer, su vida acabó demostrando uno de los grandes aprendizajes que enseña el deporte: saber perder. En ésta, su última lucha, fue derrotado. Pero demostró que su dignidad y valor siguen estando en aquella o en otras piscinas, en cualquier actividad humana en que saber ganar sea tan importante como saber perder.

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